Las empresas familiares enfrentan desafíos únicos que van más allá de lo económico: los lazos personales entre los miembros de la familia pueden influir directamente en el funcionamiento y la supervivencia de la organización. En Cadena de Noticias, participó la psicóloga empresarial, Karina Zarratea, que se especializa en intervenir en estas dinámicas para optimizar la productividad y tomar decisiones estratégicas. A través de su enfoque, busca resolver conflictos y mejorar la comunicación dentro de las empresas, con especial atención a las pequeñas y medianas empresas (pymes) familiares.
Zarratea explicó que su trabajo se centra en ayudar a los profesionales a desarrollar una identidad comercial sólida. «Muchos profesionales son buenos en lo técnico, pero les cuesta arrancar. Les cuesta definir qué perfil están buscando», señaló. Su enfoque busca acompañar a las empresas en la construcción de una imagen coherente que les permita crecer de manera efectiva, sin que los problemas internos interfieran en su desarrollo.
A pesar de que las empresas familiares representan un modelo de negocio tradicional, los conflictos internos pueden amenazar su estabilidad. «Lo que sucede en las empresas familiares son los silencios, los pactos y las alianzas implícitas que se hacen para no contaminar el vínculo familiar», comentó Zarratea. La psicóloga explica que estos silencios, aunque aparentemente inofensivos, pueden acumularse y generar tensiones que afectan la toma de decisiones.
Uno de los mayores retos que enfrentan estas empresas es la dificultad de adaptarse a las nuevas generaciones. Zarratea menciona que en muchos casos, los miembros de la familia consideran que la empresa está condenada a no perdurar. «Siempre me dicen que es el último coletazo de la empresa familiar. Hay una creencia instalada de que no se puede superar la barrera generacional», afirmó. Sin embargo, ella sostiene que siempre es posible intervenir a tiempo para ordenar los procesos y preservar el capital común.
El proceso de intervención comienza con una entrevista inicial, donde Zarratea realiza un diagnóstico de las necesidades reales de la empresa. «Lo más importante es la escucha activa. Lo que la gente cree que necesita no siempre es lo que realmente necesita», explicó. A partir de esta primera reunión, Zarratea puede detectar posibles áreas de mejora en las relaciones internas y en la gestión de los recursos humanos.
Finalmente, Zarratea subrayó la importancia de involucrar a los líderes de la empresa en el proceso de cambio. «No trabajo en empresas donde no pueda acceder a la cabeza de la dirección. Si no hay alineación en la visión del director, cualquier intervención será contraproducente», concluyó. En su experiencia, las habilidades de comunicación son clave para lograr cambios significativos y duraderos en las empresas, especialmente en aquellas donde los vínculos afectivos juegan un papel crucial.