Un caso singular captó la atención los medios de comunicación esta semana, un hombre creó una aplicación con inteligencia artificial para poder hablar y escuchar la voz de su hijo fallecido en el 2023, «Se sabe que el otro no lo va a leer, se sabe que no está el otro en ese otro lugar, y esto es lo mismo, se sabe que no es Brian el que está ahí”, se explayó en medios de comunciación.
Ante este fenómeno, la psicóloga Silvana Spaciuk, Directora de Salud Mental en el Concejo Deliberante de Posadas, ofreció su perspectiva y desaconsejó esta práctica como tratamiento psicológico.
Spaciuk enfatizó que el dolor por la pérdida de un ser querido es una experiencia única e irrepetible, cuya duración y manejo no pueden ser uniformemente definidos. Proporcionar herramientas para afrontar este proceso es esencial, no para sustituir al individuo perdido, sino para facilitar su contención y la reconstrucción de un nuevo equilibrio emocional. «Si a alguien le gusta visitar merenderos, entonces hacer actividades que aumenten ese espacio vacío puede ser beneficioso para llenarlo y facilitar el reencuentro consigo mismo», expresó la psicóloga.
En contraposición, llenar este vacío con una voz artificial no ofrece una solución genuina. «No puedo juzgar, pero eso no te va a hacer bien», subrayó Spaciuk. Esta práctica podría generar una mayor ansiedad al perpetuar la expectativa de un retorno físico del ser perdido, interfiriendo con el proceso natural de duelo y aceptación.
Respecto al papel de la inteligencia artificial en la psicología, la profesional fue clara: «Una persona que recurre a inteligencia artificial probablemente esté lidiando con un dolor profundo del cual no puede desprenderse». Enfatizó que la función del psicólogo va más allá, se trata de especialistas capacitados para acompañar a individuos que atraviesan momentos difíciles en la vida.
En última instancia, Spaciuk afirmó que la inteligencia artificial nunca podrá reemplazar la función del psicólogo, ya que estos profesionales brindan un acompañamiento humano y especializado, esencial para el proceso de recuperación emocional. Su labor consiste en ofrecer un apoyo personalizado que respalde la capacidad de las personas para superar los desafíos emocionales que enfrentan.