Habría que empezar a llamar a las cosas por su nombre. Levantar la sábana para confirmar que no hay fantasmas. ¿Argentina es un país que no tiene estabilizada la economía? ¿Por la “disparada” del dólar y el consiguiente aumento de los precios? Sí y no. Sí porque industriales, comerciantes y hasta el verdulero de la esquina “dolarizaron” sus productos a partir de que el Gobierno dispuso una devaluación del 20%. Claro que la dolarización “espontánea” superó con creces la medida oficial. Y tras cartón llegaron los “saqueos” que no fueron protagonizados por personas movilizadas por el hambre (hay personas con hambre en la Argentina) sino por personas con prontuarios delictivos que tienen celulares y pueden organizarse por whatsapp. Incluso de parte de un movimiento piquetero de fluidos contactos con un sector de la oposición. Los protagonistas de la movida (no sus ideólogos) están detenidos y denunciados en la justicia. Y si tuvieran planes sociales los perderán.
Así las cosas, bien parece algo armado en añoranza de los “cacerolazos”. Porque hay quienes en las redes y medios de comunicación se dicen “sorprendidos” que ante tantos “problemas” la gente no se manifieste en las calles.
Ahora bien, si la Argentina no tuviera un plan de estabilización y estuviera en la ruina, tal se pretende, no le hubiera prestado el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, totalizando más de 9 mil millones de dólares. Es más, tampoco los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) hubieran invitado al país al sumárseles. Los únicos que se habrían acercado a la Argentina habrían sido los fondos “buitres” que, como es sabido, buscan la baratura de la ruina para sacar mayores dividendos.
Es posible, en consecuencia, que esta estabilidad obtenida con mucha gestión hiciera que la oposición buscara formas de limarla y así obtener mayores dividendos electorales.
Según las encuestas el candidato Javier Milei sería el que estaría creciendo – a expensas de Patricia Bullrich. y el ministro de Economía Sergio Massa también lo haría con votos recuperados de los que votaron en blanco y los de la izquierda, más un desprendimiento minoritario del espacio político de la derecha.
De tal forma, sería posible que en la primera vuelta queden dos competidores: Milei y Massa y el gran interrogante será si la sensatez hará de gran divisoria de aguas.
Milei es considerado un “outsider” y un “antisistema” por los analistas que prefieren la terminología académica, sin traducirla a las acciones, a los hechos. Estar fuera del sistema de partidos políticos supone, en principio, ir contra la democracia en tanto y en cuanto ésta, en Occidente, se basa en un sistema de partidos políticos. Es decir, si se está en contra de los partidos políticos existentes bastaría con crear un partido nuevo.
El sistema de gobierno elegido por la Argentina es el representativo, republicano y federal. El dirigente autodefinido como “libertario” no muestra apego por esta forma de gobierno que está sustentada en la Constitución nacional y en las Constituciones provinciales. En la última modificación de la ley de alquileres se retiró porque su posición, la de derogar la norma, no encontró el apoyo suficiente. El parlamentarismo así funciona. Y el republicanismo exige administrar la “cosa pública”, fundado en la ley.
Tampoco hay respeto por el federalismo. Milei pretende alterar la coparticipación federal, que supone una debida redistribución de la riqueza generada en el país, teniendo en cuenta dónde se crea esa riqueza.
Claro que hay irregularidades en esa redistribución porque no se logró una nueva ley, como ordena la Reforma Constitucional del ’94. Misiones es víctima de esa falta de una nueva legislación sobre coparticipación y porque hubo gobiernos que resignaron puntos de cuanto le correspondía.
El candidato oficial Sergio Massa no es un outsider, ni un antisistema. Y está gestionando esta Argentina endeudada, pos pandémica, con una muy alta inflación y muy altos niveles de pobreza. Así y todo, ha buscado amortiguar los problemas reales y los creados artificialmente. Amortiguarlos tanto a nivel país, como con asistencia a las economías regionales, que es lo mismo que decir con asistencia a las Provincias.
La elección será en octubre y habrá que ver qué se vota y para qué.
“El verdadero cambio federal y productivo para Misiones es Massa”, definía el gobernador electo de Misiones, Hugo Passalacqua. Para insistir en señalar que “no es el Presidente de la Nación, sino un ministro de Economía que nos sacó del abismo”.
En tanto, Misiones en su diario vivir, ha comenzado a planificar el año próximo. En la C´pamara de Representantes se analiza el Presupuesto 2024. Los funcionarios van a la Comisión de Presupuesto a defender la proyección de gastos y recursos para la nueva gestión que se avecina. Otra vez, Misiones mostrando el camino.